Fue edificado a mediados del siglo XVI por el linaje de Vela de los Cobos. Las trazas y el proyecto se deben al insigne arquitecto Andrés de Vandelvira y la obra fue ejecutada por el maestro de cantería Jorge Leal.
El constructor y primer ocupante fue Francisco Vela de los Cobos, Regidor perpetuo de Úbeda y gentil hombre de Cámara del Rey Felipe II. Murió en 1569 y en su testamento dispuso cláusulas para una eventual fundación en su Palacio, de un hospital, bajo la advocación de Santo Domingo. Disposición que no se llevaría a efecto.
En 1642 se extinguen los Vela de los Cobos y se abre una época oscura para la historia de este Palacio que, al no ser utilizado como residencia por sus sucesivos poseedores, comienza a acusar los efectos del abandono e inicia un lento proceso de deterioro que culminará en la práctica ruina de su interior.
En estas condiciones de abandono y ruina es adquirido en el año 1873 por el banquero Ignacio de Sabater, quien procede a su total reconstrucción, convirtiéndolo en suntuosa morada. Además amplía el recinto con la compra de casas colindantes y edifica la galería del jardín. En esta galería, convertida en museo, se instala su gran colección de pintura. Comienza un periodo brillante para la historia de esta Casa que desde ahora quedará unida a la familia Sabater.
Ignacio de Sabater y Arauco (1824-1889), fue una personalidad destacada en el mundo de las actividades financieras, senador y Prócer del Reino.
Su hija María de Sabater (1855-1939), se casó con el ilustre político Juan Montilla, Ministro de Justicia en el último Gobierno de la Regencia, cuyo nombre quedaría tan unido a este Palacio, donde falleció en 1903.
En 1939 la Casa es heredada por Patrocinio de Sabater y Molero (1900-1964), nieta de Ignacio de Sabater, casada con Pedro Rivas Ruiz, hijo del historiador y político Natalio Rivas Santiago, Ministro que fuera de la instrucción Pública en 1919.
En 1964 el palacio pasa a su hijo Natalio Rivas Sabater, casado con María Rosa Gárate Murillo, quien en 1966 acomete la última y gran obra de restauración. Tras varios años de trabajo, deja el palacio en las condiciones en que actualmente podemos admirarlo.
El interior ha sufrido profundas transformaciones. Valdelvira concibió el clásico patio de doble galería de arcos que, ruinoso, seria sustituido en la reforma de 1873 por un gran patio central cubierto.
La escalera principal ha cambiado de emplazamiento, pero todavía están a la vista las arquerías de la antigua. El gran salón mantiene su primitiva dimensión y conserva su artesonado de madera original.
En la actualidad el Palacio alberga interesantes colecciones de pintura y objetos de arte, junto con una selecta biblioteca e importantes fondos documentales. Es muy interesante la soberbia colección de puertas españolas.
We use cookies to analyze website traffic and optimize your website experience. By accepting our use of cookies, your data will be aggregated with all other user data.